Una Cima, Un Reto de Dos: El Ascenso de un Padre y su Hijo con Jorge López, Guía de BaruExpedition

En cada ascenso al Volcán Barú se escribe una historia diferente. Algunas se cuentan con cifras, otras con silencios, y las más valiosas, con pasos firmes en medio de la oscuridad. Esta historia ocurrió durante un recorrido nocturno. Y más allá del cansancio físico, me dejó una enseñanza profunda sobre la preparación, la confianza y el respeto por los procesos individuales.

Mi nombre es Jorge López, guía de BaruExpedition.com. Este ascenso comenzó como tantos otros: con el compromiso previo que siempre solicitamos a nuestros senderistas. Ambos —padre e hijo— completaron con claridad y responsabilidad la cláusula de exoneración, el cuestionario médico y el cuestionario de autoevaluación física. No había observaciones. El padre mostraba energía activa y experiencia. El hijo, de 36 años, era más reservado, callado, de actitud tranquila. Confieso que tuve dudas iniciales. Pero esta profesión también se trata de ofrecer espacio, sin juicios, y confiar en el proceso que viene con cada paso.

Antes de la salida, ambos se habían hospedado en “Quédate Aquí”, uno de los alojamientos recomendados por BaruExpedition.com en el pueblo de Volcán. Este tipo de hospedajes, con ambiente tranquilo y acogedor, permiten descansar adecuadamente y preparar con calma todo lo necesario para el ascenso. Siempre buscamos que cada detalle previo esté cubierto, desde el descanso hasta el equipo.

La caminata comenzó a las 10:30 p.m., una hora que le da un carácter distinto a cualquier hike. El cuerpo siente el esfuerzo, sí, pero también la carga del sueño, del silencio nocturno, de una ciudad dormida mientras uno asciende hacia el punto más alto del país. Aun con descanso durante el día, el cuerpo reacciona distinto cuando no duerme de noche. Y esa fue la primera gran prueba.

El primer tramo nos llevó hasta la plataforma del mirador sobre los lomos de la 45 (la 45 es el nombre que se le da a una sección inclinada que está antes de la plataforma). Fueron aproximadamente 5 kilómetros desde la caseta de control, en 2 horas y media, a buen ritmo.

Durante ese trayecto estuve evaluando al joven con atención. Aunque su ritmo era pausado, caminaba de forma constante, sin signos de fatiga ni quejas. Iba unos metros adelante de su padre, lo que me permitía observarlo con perspectiva. Cada kilómetro era una confirmación de que estaba preparado.

El segundo tramo, de otros 1.5 kilómetros, nos tomó cerca de 2 horas adicionales. Allí comenzaban los sectores más técnicos del sendero. Pero aún en la oscuridad, con una mochila al pecho —una elección inusual, pero cómoda para él— el joven siguió avanzando. Lo veía más agotado, sí, pero con una determinación que se imponía al cansancio.

Los últimos 2.5 kilómetros fueron los más exigentes: inclinaciones pronunciadas, uso de manos y pies, pasos rocosos. De los 1,675 metros de ganancia de altura que tiene el sendero desde la caseta de control hasta la cima, la mitad —aproximadamente 837 metros— se concentra en esta última sección. La otra mitad se distribuye a lo largo de los primeros 6.5 kilómetros del recorrido.

Fue allí donde le propuse cargar su mochila para facilitarle el ascenso. Se lo ofrecí con toda intención, bajo el argumento de que el peso en el pecho podría afectar su estabilidad en los tramos más verticales. Pero me detuvo con una frase que no olvido:

“Gracias, Jorge, pero déjame cargar mi mochila. Quiero llegar a la cima por mí mismo.”

No fue solo una respuesta educada. Fue un mensaje poderoso. Había en esas palabras una dignidad profunda, una decisión de asumir su propio viaje completo, con todo lo que implicaba: cansancio, sueño, esfuerzo… y logro.


En total, completamos los 9 kilómetros desde la caseta hasta la cima en 11 horas. Al llegar, fuimos recibidos por dos guardaparques. Uno de ellos, al verme avanzar hacia la cruz con ellos, me miró con duda. No lo dijo en palabras, pero su expresión preguntaba si el joven debía continuar. Sabía lo que pensaba. Sin embargo, ese tramo final es el más corto y seguro: escaleras con medidas exactas, pasamanos firmes, sin viento fuerte. Y lo más importante: era su meta.

Así que subimos. Juntos. Padre e hijo, hasta la cruz a 3475 msnm. Allí se tomaron su foto. Sonreían. Se abrazaron. Me agradecieron con palabras que recibí no solo con humildad, sino con una felicidad enorme. En ese momento, entendí que no solo los había guiado como profesional, sino que había acompañado un momento sagrado entre ellos: el de lograr algo juntos, en la cima del país, con el corazón lleno.

Después de disfrutar la cima, hicimos el descenso en uno de los vehículos 4×4 de las mejores empresas de transporte con las que trabajamos en Boquete, con quienes BaruExpedition.com mantiene alianzas para ofrecer un retorno cómodo y seguro, especialmente después de un hike exigente como este.

Reflexión Final
Esta historia no se trata solo de voluntad. También se trata de preparación previa, de compromiso genuino, de reuniones donde se explica el recorrido y se evalúa el enfoque físico y mental con transparencia. Porque el camino a la cima comienza mucho antes de poner un pie en el sendero.

He aprendido que no debemos juzgar a nadie por su apariencia o por su energía inicial. Algunas personas, tranquilas y discretas, terminan sorprendiendo con una fortaleza admirable. Y otras, que parecían listas para cualquier reto, se quiebran a medio camino. Por eso en BaruExpedition.com creemos en escuchar antes que suponer. En observar con respeto. En acompañar con empatía.

Porque cada paso hacia la cima es también un paso hacia dentro. Y quienes nos dedicamos a guiar, no solo abrimos senderos en la montaña: ayudamos a abrir caminos en la vida de las personas.

Este artículo fue posible gracias al patrocinio de Movimiento Difusión Sonora, una plataforma dedicada a la promoción de artistas nacionales e internacionales, impulsando el talento y la cultura a través de la música. Agradecemos profundamente su apoyo en esta historia”

Si te interesa realizar este u otro tour hacia el majestuoso Volcán Barú, no dudes en contactarnos a través de BaruExpedition.com. Será un gusto acompañarte en esta experiencia inolvidable

One response to “Una Cima, Un Reto de Dos: El Ascenso de un Padre y su Hijo con Jorge López, Guía de BaruExpedition”

  1. An excellent Guide, trusted and certified by Jungle Guide International and the International Association of Jungle Guides (IAJG). Go Jorge!

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